
Trabajo del segundo libro de la Eneida:
ENEIDA: LIBRO II
ÍNDICE:
1. Descripción
que hace Virgilio del físico y del carácter de Eneas: rasgos más relevantes
para el objetivo que persigue el autor en esta obra.
2. En
el relato de la caída de Troya aparecen personajes troyanos y griegos; haz una
lista de los personajes de cada bando que tuvieron algún protagonismo en este
libro y explica brevemente su historia.
3. Busca
alguna imagen de obras de arte antiguas o contemporáneas sobre las siguientes
escenas que nos narra Virgilio en este Libro II y escribe debajo de cada
ilustración los versos (entre cinco y diez líneas) del libro II de la Eneida
que se correspondan lo más fielmente con la imagen.
·
Eneas
contando el relato a Dido sobre la caída de Troya.
·
Construcción
del caballo de madera.
·
Caída
de Troya/incendio de Troya.
·
Muerte
de Laoconte.
·
Muerte
de Príamo.
·
Huida
de Eneas con su padre en los hombros, los Penates y Ascanio de la mano.
1.
Descripción que hace Virgilio del
físico y del carácter de Eneas: rasgos más relevantes para el objetivo que
persigue el autor en esta obra.
En su obra Virgilio hace destacar la gallardía y bravura del
piadoso Eneas, describiéndole como un luchador nato que no se rinde ante las
adversidades que se le presentan, y perseverando para conseguir los objetivos
propuestos.
Se le describe como un guerrero fuerte cuya fama llega a los
cielos, justiciero, el más valeroso, el
más piadoso, el más grande de los hombres de la guerra
También se muestra pasional al recordar con anhelo los duros
momentos de la guerra, la gente que pereció en ella y el dolor que le causó.
2.
En el relato de la caída de Troya
aparecen personajes de cada bando que tuvieron algún protagonismo en este libro
y explica brevemente su historia.
Ulises: fue uno de los héroes legendarios de la mitología griega que aparece como personaje de la Ilíada y es el protagonista y da nombre a
la Odisea. Apodado “el astuto”. Era rey de Ítaca y
esposo de Penélope. Tras la guerra de Troya y de vuelta a su tierra natal, tuvo
que enfrentarse a innumerables desventuras por haberse negado a realizar un
sacrificio en honor a los dioses. La idea de la construcción del caballo de Troya fue suya.
Príamo: rey de Troya, padre de Héctor y
Paris (entre otros) e hijo de Laomedonte y de la ninfa Estrimón. Muere a manos de Pirro/Neoptólemo,
hijo de Aquiles, durante la caída de Troya.
Hécuba: es la segunda esposa de Príamo, rey de Troya. Se cree que llegaron a tener desde
14 hijos, entre ellos, los más destacados: Casandra, Héctor y Paris.
Aquiles: hijo de Peleo y de la diosa Tetis, fue un héroe de la Guerra de Troya y uno de los principales
protagonistas y más grandes guerreros de la Ilíada de Homero. En la célebre obra homérica, Aquiles suele ser calificado como “el de
los pies ligeros”. Aquiles fue famoso también por la leyenda de que su único
punto débil era el talón. Esto se explica porque al nacer, su madre Tetis le
sumergió en la Laguna Estigia para darle la inmortalidad, agarrándole del
talón, dejando este sin sumergir y por tanto, haciendo de este su único punto
débil.
Laoconte: era el sacerdote de Apolo Timbreo en Troya, casado con Antiopa y padre de dos hijos. Según el
relato de Virgilio en la Eneida, después de que
los aqueos hubieran simulado
una retirada, los troyanos encontraron un caballo construido de
madera en las puertas de Ilión.
Laocoonte
pronuncia la famosa frase Timeo Danaos et dona ferentes (Desconfío
de los dánaos (griegos) incluso cuando traen regalos), alertando
a los troyanos de que podría ser una trampa, que dentro del caballo podía haber
tropas aqueas y sugirió quemarlo, pero los troyanos no le hicieron caso. Muere devorado por dos serpientes que
aparecen con la misión de matarle a él y a sus hijos.
Palamedes: En la mitología griega, Palamedes de Argos, hijo de Nauplio, era un héroe de
ingeniosidad proverbial.
Cuando Odiseo intentó zafarse de la obligación de acudir a la guerra de Troya fingiendo estar loco, Palamedes descubrió el engaño. En
venganza, Odiseo falsificó una carta con el supuesto de que el rey de Troya, Príamo, había propuesto a Palamedes
traicionar a los griegos a cambio de oro. Odiseo escondió el oro en la tienda
de Palamedes y éste fue lapidado hasta la muerte por el ejército griego.
Nauplio vengó la muerte de su hijo haciendo perderse a la flota griega mediante
señales falsas a la vuelta de Troya.
Calcas: Calcas o Calcante fue un poderoso adivino de la mitología griega, uno de los más célebres. Actuó como augur en la guerra de Troya.
Profetizó que era
necesaria la presencia de Aquiles para obtener la victoria griega en la Guerra de Troya cuando este sólo tenía nueve años.
Sinón: Sinón era un guerrero griego,
primo de Ulises, que, a través de engañosas razones, persuadió a los troyanos
para que introdujeran el caballo de madera en la ciudadela de Troya.
Una vez que el
caballo estuvo dentro de la ciudad, Sinón, durante la noche, abrió el vientre
del caballo para permitir la salida de los hombres que se encontraban en su
interior y encendió una antorcha como señal luminosa para los aqueos, que se acercaban
en los barcos desde la isla de Ténedos.
Casandra: era hija de Hécuba y Príamo, reyes de Troya. Casandra fue sacerdotisa de Apolo, con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don
de la profecía. Sin embargo, cuando consiguió el
don de la adivinación, Casandra rechazó el amor del dios; éste, viéndose
traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: seguiría teniendo su don, pero
nadie creería jamás en sus pronósticos. Tiempo después, ante su anuncio
repetido de la inminente caída de Troya, ningún ciudadano dio crédito a sus
vaticinios.
Héctor: fue un príncipe troyano encargado, en la Guerra de Troya, de la defensa de la ciudad
frente a las hostilidades de los aqueos, hasta su muerte a manos de Aquiles. Héctor era conocido como el
domador de caballos.
Hijo primogénito del rey troyano Príamo y de la reina Hécuba, y hermano de Paris y Casandra. Estaba casado con Andrómaca, hija del rey de los cilicios, con quien tuvo un único hijo, Astianacte.
Andrómaca: esposa de Héctor y madre de
Astianacte.
Astianax: Astianacte, llamado así por los
teucros y Escamandro por su padre, fue
el hijo de Héctor y Andrómaca, y nieto del rey de Troya, Príamo. Según la
tradición troyana, murió durante el saqueo de Troya.
Anquises: era el padre de Eneas, a quien tuvo en unión
con la diosa Venus. Tras la Guerra de Troya, Eneas salvó a Anquises y le
llevó junto a los troyanos fugitivos a Italia. Anquises murió al llegar a la ciudad siciliana de Drépano, y fue enterrado allí. Más tarde, Eneas visitó el Hades y vio de nuevo a su padre en los Campos Elíseos.
Pirro/Neoptólemo: era el hijo del guerrero Aquiles y de la princesa Deidamía.
Cuando tenía unos doce años se produjo la muerte de su padre Aquiles a
manos de Paris. Entonces los héroes. Ulises y Diomedes lo llevaron hasta Troya durante los últimos días de la guerra, puesto que el adivino Calcante había augurado por mediación de Apolo, que los griegos jamás
conseguirían tomar la ciudad sin la presencia del hijo de Aquiles entre sus
filas. Una vez allí, para asombro de los aqueos, asesinó al hijo de Príamo y
posteriormente al propio rey.
Paris: fue un príncipe troyano, hijo del rey Príamo y de su esposa Hécuba. Paris fue conocido como «El de
la hermosa figura». Cuando nació vaticinaron que ese niño traería consigo la
destrucción de Troya, y así fue. En el juicio de Paris, se le obligó a este a
elegir entre tres deidades, Hera, Atenea y Afrodita, a la más bella, y hacerle
entrega de la manzana dorada de la Discordia. Paris eligió a Afrodita –Venus-,
que le prometió a cambio entregarle a la mujer más bella del mundo, Helena. Con
esto Hera y Atenea juraron rencor hacia él, lo que trajo consigo el
desencadenamiento de la guerra de Troya.
Creusa: hija de Príamo y Hécuba. Fue la primera esposa
de Eneas, a quien dio un hijo: Ascanio. En la Eneida, de Virgilio, Creusa es raptada por su suegra Afrodita tras huir de la ciudad en llamas,
y aparece como una sombra ante Eneas, que había regresado a buscarla, para
predecirle sus viajes y su busca de una nueva patria.
Ascanio: hijo de
Eneas y Creusa. Luego de la caída de Troya,
Ascanio (junto con su abuelo Anquises y su madre Creúsa) fue conducido
por Eneas a las afueras de la ciudad en busca de un destino mejor.
3. Busca alguna imagen de obras de arte
antiguas o contemporáneas sobre las siguientes escenas que nos narra Virgilio
en este Libro II y escribe debajo de cada ilustración los versos (entre cinco y
diez líneas) del libro II de la Eneida que se correspondan lo más fielmente con
la imagen.
Imagen 1: Eneas contando el relato de la caída de Troya a Dido.
(Eneas) “Mándasme ¡oh Reina! Que
renueve inefables dolores, refiriéndote cómo los Dánaos asolaron las grandezas
troyanas y aquel miserando reino; espantosa catástrofe, que yo presencié y en
que fui gran parte. ¿Quién al narrar tales desastres; quién, ni aun cuando
fuera uno de los Mirmidones o de los Dólopes, o soldado del duro Ulises, podría
refrenar el llanto? Y ya la húmeda noche se precipita del cielo, y las
estrellas que van declinando convidan al sueño. Mas si tanto deseo tienes de
saber nuestras tristes aventuras, y de oír brevemente el supremo trance de
Troya, aunque el ánimo se horroriza a su solo recuerdo y retrocede espantado,
empezaré.”

Imagen 2: Construcción del caballo de madera.
“Quebrantados por la guerra y
contrariados por el destino en tantos años ya pasados, los caudillos de los
Griegos construyen, por arte divino de Palas, un caballo tamaño como un monte,
cuyos costados forman con tablas de abeto bien ajustadas, y haciendo correr la
voz de que aquello es un voto para obtener feliz regreso, consiguen que así se
crea.”

Imagen 3: Caída de Troya/Incendio de Troya.
(Eneas) “Despiértome sobresaltado,
y subiendo al punto a la más alta azotea, me pongo a escuchar con profunda
atención, no de otra suerte cuando la llama, impelida por el furioso austro, se
precipita sobre las mieses, o cuando un torrente acrecido con los raudales que bajan
de los montes arrasa los campos, arrasa los lozanos sembrados, y arrebata el
trabajo de los bueyes y las desgajadas selvas, aturdido el pastor escucha el
impensado estrago desde la alta cima de un peñasco. Entonces conocí la traición
de que éramos víctimas, y vi patente la perfidia de los Dánaos. Ya se habían
derrumbado a impulso de las llamas el gran palacio de Deifobo; ya estaba
ardiendo también el inmediato de Ucalegonte; los dilatados mares de Sigeo se
iluminan con los resplandores del incendio.”

Imagen 4: Muerte de Laoconte (y sus hijos)
“Laoconte, designado por la suerte
para sacerdote de Neptuno, estaba inmolando en aquel solemne día un corpulento
toro en los altares, cuando he aquí desde la isla de Ténedos se precipitan en
el mar dos serpientes (¡de recordarlo me horrorizo!), y extendiendo por las
serenas aguas sus inmensas roscas, se dirigen juntas a la playa; sus erguidos
pechos y sangrientas crestas sobresalen por cima de las ondas; el resto de su
cuerpo se arrastra por el piélago, encrespando sus inmensos lomos, hácese en el
espumoso mar un grande estruendo; ya eran llegadas a tierra; inyectados de
sangre y fuego los encendidos ojos, esgrimían en las silbadoras fauces las
vibrantes lenguas. Consternados con aquel espectáculo, echamos a huir; ellas,
sin titubear, se lanzan juntas hacia Laoconte; primero se rodean a los cuerpos
de sus dos hijos mancebos y atarazan a dentelladas sus miserables miembros;
luego arrebatan al padre, que, armado de un dardo, acudía en su auxilio, y le
amarran con grandes ligaduras, y aunque ceñidas ya con dos vueltas sus
escamosas espaldas a la mitad de su cuerpo, y con otras dos a su cuello,
todavía sobresalen por encima sus cabezas y sus erguidas cervices.”

Imagen 5: Muerte de Príamo.
“Dicho esto, disparóle el viejo un
impotente dardo, incapaz de herirle, que repelido al punto por el sonoro metal,
quedó inútilmente suspendido en el centro del combado broquel. Entonces Pirro:
“Pues ve tú mismo a contar esto que ves a mi padre Aquiles; refiérele mis
tristes proezas, dile que Neptolemo ha degenerado; pero ahora ¡muere!”. Esto
diciendo, arrastra hasta el mismo pie del altar al trémulo anciano, cuyos pies
resbalan en la abundante sangre de su hijo, y asiéndole del cabello con la mano
izquierda, desenvaina con la diestra refulgente acero y se lo hunde en el
costado hasta la empuñadura. Tal fue el fin de Príamo.”

Imagen 6: Huida de Eneas.
“Después de resbalar por la cima de
nuestro palacio, vímosle esconder sus fulgores en las selvas del monte Ida,
señalándonos el camino que habíamos de seguir; brilló entonces detrás de ella
un largo rastro de luz y un fuerte olor de azufre se extendió por todos los
sitios circunvecinos. Vencido mi padre por aquellas señales, se levanta, invoca
a los dioses y adora la santa estrella. “Pronto, pronto” exclama; “no haya
detención; ya os sigo y voy adonde queráis llevarme […] Cedo, pues, hijo mío, y
no me opongo a acompañarte.” […] “Pronto, querido padre”, le dije, “súbete
sobre mi cuello, yo te llevaré en mis hombros, y esta carga no me será pesada;
suceda lo que suceda, común será el peligro, común la salvación para ambos. Mi
tierno Iulo vendrá conmigo y mi esposa seguirá de lejos nuestros pasos.”

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